Las investigaciones neurocientíficas (comprensión del funcionamiento del cerebro) y la PNL (técnicas sencillas que hacen posible que las personas se programen para ser excelentes) han permitido comprender los diferentes mecanismos que se manifiestan en nuestro cerebro y que afectan la conducta humana, tales como el aprendizaje, la capacidad de resolución de problemas, la motivación, el trabajo en equipo y los procesos de toma de decisiones.

Por tanto entender cómo funciona nuestra mente y cerebro es fundamental para nuestro desempeño y bienestar.Este nivel de análisis del funcionamiento del cerebro posee implicaciones en el área de las organizaciones, que los líderes pueden aplicar dentro de la empresa.Hoy se conocen distintas situaciones que impulsan a la gente a la creatividad, la cooperación y la motivación dentro del trabajo o, en caso contrario, que fomentan circunstancias nocivas para el óptimo funcionamiento cerebral, como el estrés y la incertidumbre. En este blog les orientaremos y los apoyaremos para la aplicacion de estos conocimientos, llevado a la práctica de una manera sencilla.

lunes, 6 de julio de 2015

Humberto Maturana: “Las emociones son el fundamento de todo hacer”


En los setenta revolucionó a la ciencia con su concepto de autopoiesis. Luego remeció a los más tradicionales con su objetividad entre paréntesis. Y más tarde planteó que todo argumento racional se funda en premisas no racionales aceptadas desde la emoción. Humberto Maturana, el hombre detrás de estas afirmaciones, fue invitado al cicloDiálogos Creativos el 4 de mayo, y fue entrevistado por el periodista César Pincheira.
Humberto Maturana es Doctor en Biología de la Universidad de Harvard. Obtuvo el Premio Nacional de Ciencias en 1994 por su destacado aporte a la biología del conocimiento.
Además, es autor de diversos libros como De Máquinas y seres vivosEl árbol del conocimiento -ambos en colaboración con Francisco Varela– y Amor y juego, entre otros.
“Tápense el ojo izquierdo y miren con el derecho la cruz que está al medio. Luego muevan el papel y el punto negro desaparecerá”. Así comenzó Maturana la conversación con la gran cantidad de asistentes que se reunieron en el Hall del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA). Los ejemplos, y las láminas didácticas permitieron explicar en forma distendida sus planteamientos sobre conocer, la razón, los seres vivos y el amor.
– ¿Podría explicarnos su afirmación de que los seres humanos estamos imposibilitados para distinguir entre ilusión y percepción?
Si me toco la punta de la nariz con los dedos cruzados, se sienten dos puntitas. Pero si me veo en el espejo… ¿A quién le creo? ¿Al espejo o al tacto? Los seres vivos vivimos lo que vivimos como válido en el momento de vivirlo. La ilusión es una experiencia que uno vive como válida en el momento de vivirla e inválida desde otra experiencia que uno acepta. Al creerle al espejo, digo “esto es una ilusión” (porque veo una puntita, acepto lo que me muestra el espejo).
Con la percepción es lo mismo. La percepción y la ilusión son experiencias. La primera se valida con otra, y la segunda se invalida con otra.
En la experiencia misma no tenemos cómo distinguir entre ilusión y percepción.
– ¿Cómo diferencia el error y la mentira?
Supongamos que un niño dice algo, y un adulto le dice “eso no es así, estás mintiendo”. Pero el niño insiste diciendo “yo lo vi” ¿Qué le pasa al niño? El niño no está mintiendo, puede haberse equivocado, pero no mintió. Uno no sabe que está cometiendo un error cuando dice lo que dice. Cuando digo “me equivoqué” nace el error. La disculpa por el error pide al otro reconocimiento de honestidad. En cambio la mentira, uno sabe que está mintiendo. En el error no me equivoco porque quiero equivocarme…
Si castigamos el error, invitamos a mentir. Asi que por favor cuando alguien se equivoque y diga “disculpe, me equivoqué”, felicítenlo.
– ¿A qué se refiere con plantear a la cultura como red de conversación?
En esto aparece el tema del lenguaje. Usualmente uno piensa que el lenguaje es un sistema de comunicación sobre la realidad, sobre lo que existe allí. Una comunicación simbólica. Que el lenguaje nos permite hablar de lo que hay. Pero el lenguaje no puede ser eso porque no tenemos cómo hablar de aquello independiente de nosotros porque no sabemos, y esto no es una limitación. Uno descubre que con el lenguaje uno coordina sus conductas. Por ejemplo: salgo a la calle y quiero tomar un taxi, en una avenida de doble vía, pero todos vienen ocupados. Sin embargo al otro lado están desocupados, ¿qué hace uno? Quizás uno puede cruzar la calle, pero no se puede porque hay barreras, entonces uno ve que viene al otro lado un taxi desocupado. De repente se encuentra la mirada con el taxista y lo detengo con un gesto. Seguramente dará la vuelta y vendrá hacia acá. Pero si justo viene en mi dirección otro y lo tomo, el anterior taxista se molestará.
Lo que ha pasado con estos gestos -y que lo expresamos en el discurso-, es una operación mínima en el lenguaje. El lenguajear consiste en un fluir en el convivir en coordinaciones de coordinaciones de haceres. Lo coordinamos de tal manera que surge en la convivencia, en una manera consensual.
¿Qué quiere decir que uno entiende al otro? Que coordina las coordinaciones de haceres. Conversar es un fluir en coordinaciones de haceres y emociones.
Las culturas, las comunidades que constituyen una cultura, forman un espacio común, fundamental, de coordinaciones de coordinaciones de haceres y emociones, que es cerrado, que uno lo aprende cuando se incorpora y es miembro de la cultura y si no lo aprende no es miembro de la cultura. Las culturas son redes cerradas de conversaciones que uno aprende haciéndose miembro de ella, ya sea en la infancia o en algún otro momento.
– Usted plantea que el amor es la emoción que nos constituye como seres humanos ¿Cómo incide esta emoción en el surgimiento del lenguaje?
Yo me encontré con el tema del amor justamente en el tratar de entender cómo tiene que haber sido al comienzo, porque lo interesante es que el lenguaje comienza en un espacio en que no debe haber existido el lenguaje. Uno ve que toda la historia de la transformación del sistema nervioso tiene que ver con la convivencia, con el hacer cosas juntos. Entonces, lo que me di cuenta es que si es cierto que el lenguajear son coordinaciones de coordinaciones de haceres, para que eso pase hay que permanecer juntos. Y para estar juntos hay que disfrutar el estar juntos. La emoción que hace posible el origen del lenguaje es la que constituye la cercanía, ella es el amar. El amar tiene que ver con el ver, con el oír, con el estar presente.
– ¿Cómo podemos hacerle entender a la ciencia que el amor también es un camino para comprender?
Una persona es amorosa cuando se conduce de modo tal que a través de lo que él o ella hace el otro surge en su legitimidad en la convivencia con él o ella. Eso ocurre cuando no hay prejuicios, expectativas, exigencias en la relación. El otro tiene presencia, cuando es legítima su presencia, no se tiene que disculpar por ser. Si yo no respeto nunca lo voy a comprender…
El acto de la reflexión -la ciencia por ejemplo- requiere amar. Requiere este acto de moverse en las circunstancias, sin prejuicios, expectativas o exigencias. En el proceso de entender se requiere una cierta actitud para entender. Pero en el mundo actual aparece la competencia, la ambición, y allí surge esa negación aparente del amar.
Las emociones son el fundamento de todo hacer. Nunca se pueden separar. La comprensión no se da en la argumentación racional, si no en que yo acepte esa argumentación racional como válida, y eso depende de la emoción.
Por César Pincheira
Fuente: Centro de Extensión CNCA
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domingo, 5 de julio de 2015

COACHING: LA FASE DE RAPPORT




El Rapport es la primera fase a tener en cuenta antes de empezar a hacer una sesión de coaching. Esta fase de Rapport consiste en generar un escenario donde la persona se sienta cómoda y confiada estableciendo una sintonía entre ella y el coach. Se trata de captar el lenguaje verbal (palabras) y no verbal (lenguaje corporal y tono de voz) de una persona para hacerla sentir a gusto y comunicar mejor entrando en sintonía con ella. Para crear esta sintonía, el coach iguala con el coachee, su lenguaje corporal (respiración, posición, movimientos, etc) y tono de voz, de forma sensible y respetuosa y sin imitarlo. La finalidad del Rapport es: conectar con la persona.


El Rapport no necesita saber lo que siente la otra persona, sólo trata de acompasarla (igualarla) para sintonizar con ella. A partir del acompasamiento se genera biológicamente un equilibrio para traerla al terreno del coach. Si el coach no sintoniza con su coachee la sesión de coach no tendrá orden ni coherencia.

El lenguaje no verbal es estupendo para entrar en sintonía con una persona. Se sabe que el 93% (55% corporal y 38% tono de voz) de una comunicación es lenguaje no verbal mientras que sólo un 7% es lenguaje verbal, por lo que sólo hablar no es comunicarse. Cuando comunicamos, interviene lo que nuestro cuerpo comunica y lo que hablamos. Saber captar cómo se comunica una persona ayuda a comunicarte con ella. Ser capaz de detectar las emociones que te transmite cuando habla, ayuda al coach a conectar más fácilmente con ella.

Existen unos canales mediante los que las personas perciben el mundo y que son utilizados por el coach para ayudarlo a conectar con ellas y a escucharlas más atentamente respetando así sus emociones. Estos canales son: el visual, el auditivo, el kinestésico o sensorial, el olfativo y el gustativo. El coach necesita detectar el canal o canales en los que su cliente transmite información para focalizarse en ellos y llegar a obtener una buena sintonía.



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sábado, 4 de julio de 2015

EL CEREBRO NECESITA DESCONECTARSE PARA FUNCIONAR BIEN

El neurocientífico Facundo Manes advirtió que es necesario “no hacer nada” y hasta aburrirse, para contribuir a la salud de la mente. El desafío intelectual, la vida social, dormir bien, ejercitarse y evitar el estrés.

El cerebro humano es la estructura más compleja del Universo, tiene más neuronas que las estrellas que existen en la galaxia, y todo lo que hacemos y nos define, depende de él. Así describe el neurocientífico Facundo Manes al órgano más fascinante del que disponen las personas, cuyo funcionamiento se dedica a investigar, pero también a difundir con tanto entusiasmo como claridad, en la convicción de que desentrañar las claves de nuestra mente nos ayuda a vivir mejor como individuos y como sociedad.

Manes –director del Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro– explicó qué hay que hacer para mantener la mente sana, y cómo la afectan dos males de este tiempo: multitarea e hiperconectividad.

–¿Por qué es importante pensar el cerebro?

–Por muchísimo tiempo no pensamos el cerebro, ya que por millones de años la especie humana se dedicó básicamente a proteger el territorio, conseguir alimento y cuidar a los suyos. Recién mucho después empezamos a pensar quiénes somos, para qué estamos, e inclusive qué nos hace humanos. Y ahí nos dimos cuenta de que todo lo que hacemos lo hacemos con el cerebro, y de que todo lo que somos depende del cerebro, y eso fue de alguna manera el motor en las investigaciones en neurociencias. De hecho, una pequeña lesión cerebral en un área estratégica nos puede llevar a perder la memoria, la identidad, la capacidad de hablar, o a cambiar la personalidad. Por eso co­nocer el cerebro es importante porque nos va a ayudar a comprender quiénes somos y a mejorar el aprendizaje, el trabajo en equipo y el desarrollo.

–¿Qué puede hacer una persona para aprovechar al máximo su capacidad?

–No es una sola cosa sino varias las que hay que hacer para proteger al cerebro. Lo primero, cuidar que la glucemia y el colesterol estén en valores normales y evitar el sobrepeso.

–Todo lo que ayuda al ­corazón le sirve al cerebro, entonces.

–Exactamente. Al cerebro también le hace bien el ejercicio físico, que además de ayudar al sistema vascular, genera nuevas conexiones neuronales, y es un buen ansiolítico y un buen antidepresivo. Y a su vez, hay que sumar el desafío intelectual, que es hacer algo que nos cueste: aprender un idioma, algo nuevo. Otro factor es la vida social, porque estar conectado con otra gente es muy impor­tante para el cerebro porque im­plica estímulos diferentes. Y la otra cosa es combatir el estrés crónico, que afecta al cuerpo y a la mente, y dormir bien, porque el sueño es salud. O sea que para que el cerebro funcione bien, hay que tener un sueño reparador. Hoy disponemos de datos de que la gente que no duerme bien tiene más riesgo de sufrir Alzheimer. Eso implica dormir las horas necesarias, aparte de relajarse, porque hoy, además, mucha gente se va a la cama con la oficina a cuestas: el celular, el iPad , el teléfono.

–¿Cómo impactan el mul­titasking y la hiperconecti­vidad?

–La multitarea disminuye el rendimiento cognitivo. Mucha gente se confunde al pensar que haciendo muchas cosas al mismo tiempo va a ser más pro­ductivo, y es al revés. Ese es un mito que hay que erradicar porque el cerebro funciona mejor cuando se hace una cosa por vez. Un ejemplo que suelo dar 
es el de Franz Kafka, que era famoso por escribir un texto 
en pocas horas. Imagínalo hoy tratando de escribir rodeado 
de internet, noticias on line , y alarmas de Twitter, Facebook y WhatsApp...

–¿Qué efecto tiene entonces la tendencia a estar hiperconectados todo el día, todos los días?

–La tecnología es fantástica, soy un enamorado de la tecnología moderna que nos facilita un montón de cosas. Además, el avance tecnológico es inevitable y hay que aprovecharlo, pero también tenemos que ser cuidadosos. Y esto implica estar desconectados de la tecnología una parte del tiempo que estamos despiertos, porque eso es muy importante para el cerebro.

–¿Por qué?

–Porque cuando está desconectado, cuando “no estamos haciendo nada” el cerebro trabaja muchísimo, y ese tiempo es clave para que procese la información que adquirió cuando estaba atento. Necesitamos desconectarnos de la tecnología para ser introspectivos, para poder pensar, para aburrirnos, para imaginar el futuro. Y sobre todo en el caso de los chicos: tienen que volver a aburrirse, a volver a imaginar, no pueden estar todo el día conectados.

–¿En ellos la hiperconexión impacta de una manera diferente?

–No lo sabemos, porque el cerebro recién termina de desarrollarse después de los 20 años, y hay investigaciones aún en curso sobre qué impacto tendría en esa etapa. Pero en cualquier caso hay dos grupos ya sean niños o adultos: uno integrado por quienes ya tienen tendencias obsesivas, compulsivas o ansiosas, en los que se van a disparar más conductas de ese tipo; y otro, de personas que no tienen esas tendencias, a quienes el uso de la tecnología en forma moderada no los va a afectar, sino al contrario, va a ser un facilitador de un montón de cosas.

–La última: ¿cuál es hoy, en su opinión, el mayor desafío que plantea el estudio del cerebro?

–Creo que hemos aprendido ciertos aspectos de su funcionamiento, por ejemplo cómo tomamos decisiones, la memoria, el olvido, el lenguaje, la percepción. Pero todavía no tenemos una teoría general sobre el cerebro, de modo que el mayor desafío es construir una teoría general sobre cómo funciona nuestra mente, que es el órgano que nos hace humanos y que, además, es el único en el universo que intenta entenderse a sí mismo.

Fuente: lavoz.com.ar




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