Neuroliderazgo
El neuroliderazgo se enfoca en los factores intelectuales y emocionales vinculados a la toma de decisiones, la capacidad para resolver problemas, el funcionamiento y la conducción de equipos de trabajo, el aprendizaje individual y organizacional, los procesos motivacionales, la creatividad e innovación, los estilos de liderazgo, la gestión del cambio, los mecanismos de reconocimiento positivo y recompensas, entre otros aspectos del contexto organizacional.
El neuroliderazgo tiene sus bases en las capacidades del cerebro, más que en el aprendizaje de modelos externos de liderazgo que se hayan generado a lo largo de la historia. Néstor Braidot uno de los autores conocidos en el ámbito de la neurociencia aplicada a las organizaciones nos comenta: “Los verdaderos líderes son quienes tienen el cerebro preparado para decidir sobre la marcha, en el momento. Ya no hay tiempo para imaginar escenarios porque la velocidad con que cambian las circunstancias no lo permite. Tampoco hay tiempo para estudiar el caso y, mucho menos, para aplicar una solución aprendida”.
El neuroliderazgo va mas dirigido a decisiones instintivas que a las decisiones estructuradas (recetas teóricas), ante retos de amplias dimensiones, más exploraciones creativas, hacia un pensamiento coactivo, basado en la apertura permanente de las nuevas ideas; ni dogmático ni sectario. Como diría el Dr. Nelson Torres: “No basta con rezar, ni experimentar. Ya ni se discute ni se regaña. Ahora se revisa JUNTO A LA ACCIÓN. ES COACTIVO, Consigna: EXPERIENCIAR LA EXPERIENCIA COACTIVAMENTE!”
Conceptos y herramientas aportados por la neurociencia al mundo organizacional del liderazgo
La neurociencia aporta valiosos conocimientos y descubrimientos acerca de cómo funciona el cerebro y de cómo aprenden las personas, que resultan muy útiles y que presentan múltiples aplicaciones en el contexto organizacional y en el ejercicio del liderazgo. Algunos de los descubrimientos más valiosos se relacionan con la neuroplasticidad, el neuroaprendizaje (por asociación y experiencia) y la capacidad de concentración.
A continuación se describe cada uno:
1. Neuroplasticidad
Joe Dispenza la define como “la capacidad del cerebro de reformarse, remodelarse y reorganizarse”. Es la habilidad del cerebro de modificar o alterar su propia estructura como consecuencia de la experiencia y del pensamiento, para adaptarse a los cambios que el entorno impone o para funcionar de otro modo. El cerebro, pues, tiene la propiedad de adaptarse a la actividad que realiza. De modo que modificando la actividad que se realiza se puede modificar la estructura del cerebro. El cerebro tiene la destreza natural para crear nuevas sinapsis y crear nuevas células, o de disminuir el número de conexiones nerviosas, según sea la necesidad y los requerimientos. Esta destreza es fundamental para la adaptación al entorno y para el logro de cambios de hábitos y/o adopción de nuevos hábitos, cambios en las percepciones del mundo, así como el aprendizaje de nuevas conductas y formas de pensar (cambio de paradigmas).
2. Neuroaprendizaje
El neuroaprendizaje estudia al cerebro “como órgano del aprendizaje”; su anatomía, funcionalidad y plasticidad que hace posible los procesos de aprendizaje. Algunos de los aportes interesantes del neuroaprendizaje, que pueden ser capitalizables en la gestión del liderazgo, son:
El cerebro aprende por Asociación
La asociación es la manera como aprende el ser humano. Para generar aprendizaje se necesita relacionar el nuevo conocimiento con uno previamente existente. Es decir, el cerebro aprende más fácilmente algo nuevo (desconocido), partiendo de lo que ya aprendió y conectó sinápticamente (algo familiar), de esta forma se agregan las nuevas conexiones relacionadas con la nueva información. El aprendizaje por asociación refiere a que los líderes necesitan proveer el contexto informativo que facilite el aprendizaje en el trabajo.
El cerebro aprende por Experiencia “La experiencia es el mejor maestro” – Aristóteles
Según lo arrojado por los estudios en la neurociencia sugiere que la experiencia es la vía más efectiva para generar cambios neurológicos, las informaciones que obtenemos a través de la experiencia sensorial se graban más fuertemente que las que obtenemos en forma solo intelectual.
Como líderes, la consideración de cómo enseñar para que la gente aprenda más fácilmente es fundamental para maximizar el beneficio del esfuerzo en la capacitación. El líder, entonces, es responsable de crear las condiciones para facilitar y desarrollar los procesos de aprendizaje y funciones ejecutivas del cerebro de un modo que la gente pueda aprender.
Capacidad de concentración
Uno de los aspectos de la cognición humana más atractivos y de mayor aplicación para el management es la capacidad de atención, que se encuentra estrechamente relacionada con la habilidad para resolver problemas y la toma de decisiones. – Néstor Braidot
La capacidad de atención se encuentra estrechamente relacionada con la habilidad para resolver problemas y la toma de decisiones. La cantidad de atención que una persona es capaz de focalizar sobre un evento en particular recibe el nombre de capacidad atencional o densidad de atención. Según el especialista en neuroliderazgo Néstor Braidot: “Una adecuada densidad de atención modela el cerebro, en un sentido literal, ya que refuerza circuitos neuronales específicos que forman parte de diferentes estructuras de la corteza prefrontal.”
La importancia de este hallazgo radica en que la corteza prefrontal también se encuentra fuertemente implicada en la capacidad de planificación, resolución de problemas y toma de decisiones”. De modo que a mayor concentración, mayor densidad de atención. El éxito depende, entonces, de la capacidad de un líder para enfocar e inducir a otros a enfocar la atención con intensidad y frecuencia en ideas específicas.
Conclusión
El neuroliderazgo introduce una nueva de forma de pensar, decidir y hacer en el contexto del liderazgo. Propone un nuevo paradigma en la forma de gestionar y aprender en lo individual y en lo organizacional, con base en el funcionamiento del cerebro. El neuroliderazgo se centra en cómo el líder, conociendo el funcionamiento de su cerebro, y cumpliendo sus funciones como tal, toma decisiones y resuelve problemas, maneja sus emociones, se deja liderar si considera que así lo requiere y cataliza el cambio. Todo lo anterior permite al líder constituir equipos de trabajo efectivos, tomar decisiones efectivas y motivar a la gente. Bajo este paradigma, como lo expone Néstor Braidot: “Las nuevas herramientas no están afuera, sino dentro de cada uno de nosotros.”
Esta perspectiva del ejercicio del liderazgo no propone formulas ni recetas predeterminadas, sino que promueve el desarrollo de las propias (personalizadas) soluciones y estrategias, sobre la base de cómo funciona el cerebro de la persona.
Todo esto nos lleva a inferir que el trabajo para un liderazgo efectivo está basado en un trabajo de adentro hacia afuera, fortalecer los recursos internos del líder para hacer posible la efectividad en su desempeño.
Autor: Ing. Norma Teresa Gavidia Hernández.